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La hora de la Chimichanga

Wade Wilson, el mercenario bocón, vuelve en una nueva entrega con la intención (ficcional y corporativa) de integrarse al Universo Cinematográfico de Marvel. Los insultos y la violencia gratuita están a la orden del día, pero es inevitable preguntarse: ¿es esto suficiente para hacer mella en la fatiga superheroica y traccionar gente al cine?

 

Es difícil escribir sobre una película como Deadpool & Wolverine sin entrar en varias aristas que deberían ser tangenciales a la película: el reciente declive en la hegemonía de los superhéroes sobre la taquilla, la adquisición de Fox por parte de Disney, el contenido de otras películas y series que impactan directamente en esta (las anteriores de Deadpool, por supuesto, pero también muchas otras), todo el intríngulis con el multiverso, etcétera.

El propio Deadpool (Ryan Reynolds, una vez más) se encarga de comentar varias de estas cosas al comienzo de la película así que no es necesario irse mucho por las ramas. Además, Deadpool & Wolverine, más allá del obvio team-up superheroico que da título a la película, funciona como una elegía al universo Marvel Fox, con lo cual los cameos (y los spoilers) están a la orden del día. Acá no vamos a hablar de eso, la película está llena de sorpresas lindas para los fans (casuales y nerds totales) y hay que disfrutarlas en el momento.

Una pregunta plausible antes de ver una película de Deadpool bajo el mando de Disney es si decidieron hacerle un lavado de cara para hacerlo más amigable al público general. Y la respuesta es doble: por un lado no, el personaje conserva (incluso redobla) todo lo que lo hace gracioso para los que se sienten atraídos por su marca particular de humor irreverente y adolescente. Hay montones de rupturas de la cuarta pared, chistes escatológicos, mucha sangre, chistes sobre partes íntimas y drogas, y muchos –quizás demasiados– chistes a costa de Disney y las consecuencias de la adquisición de Fox.

Sin embargo, por el otro lado, al darle un status quo nuevo acorde a la historia que la película propone, Deadpool y su arco de personaje parecen retroceder sobre los pasos de la película anterior para darle una motivación no del todo clara. Lo mismo pasa con la variante de Wolverine introducida aquí. El personaje de Hugh Jackman tuvo un cierre tan épico como desolador en la película de James Mangold de hace unos años, y la versión de esta película también tiene una historia personal trágica pero un tanto vaga que se siente como una excusa para tenerlo de vuelta, solo que esta vez en un traje más fiel a los cómics. 

Más allá de todos los spoilers, el plot de la película es básicamente el que se ve en los avances: la TVA, la organización de vigilancia y burocracia multiversal introducida en la serie de Loki, le anuncia a Deadpool la posibilidad de unirse al UCM a costa de dejar que su universo muera. Deadpool responde yendo a buscar ayuda de Wolverine, y lo encuentra muerto, respetando lo ocurrido en Logan

Luego de un montaje de Deadpool buscando distintas versiones de Logan a través del multiverso se encuentra con el Wolverine que coprotagoniza la película y ambos personajes terminan en El Vacío, esa suerte de tierra post-apocalíptica estilo Mad Max donde terminan los personajes que no encajan en ningún lado, y donde por supuesto terminaron los héroes de Marvel Fox, logo de la empresa incluido. 

Es en ese lugar donde se introduce a la villana principal de la película, Cassandra Nova (Emma Corrin), un personaje que los más nerds recordarán de los cómics escritos por Grant Morrison a principios de los 2000, y que planea retener a los héroes en El Vacío sin posibilidad de salvar sus universos.

A diferencia de otros villanos con motivaciones más complejas (Thanos, Killmonger), Cassandra Nova parece regodearse en simplemente reinar sobre un mundo desolado y hacer sufrir a la gente con sus poderes. Algunas personas solo quieren ver el mundo arder.

Ese es el plot que sostiene esta suerte de buddy movie superheroica, que logra ser furiosamente entretenida a fuerza de los diálogos y puteadas chistosas de Deadpool en conjunto con las secuencias de acción de Shawn Levy, un director de comedias para todo público devenido director de aventuras/acción PG-13 (viene de colaborar con Reynolds en Free Guy y The Adam Project). Tonalmente está un poco más lejos de la acción intensa y brutal de David Leitch (director de John Wick) en Deadpool 2, pero tampoco se escatima en volteretas, disparos, espadazos y alguna que otra escena con algo de gore.

Eso sumado a varias canciones con especial atractivo para el público millennial tardío (como la que abre la película), los mencionados cameos (una frase icónica en particular me hizo largar una carcajada y no es de un personaje de Fox 👀) y el condimento para los nerds que se emocionan con frases como ‘‘mutante nivel omega’’ hacen de Deadpool & Wolverine uno de los mejores intentos de Marvel por mantenerse en la cima del zeitgeist.

Si el concepto del multiverso empieza a dar signos de agotamiento, con Marvel y Disney jugando con nuestra nostalgia y actores del pasado como si fueran figuras de acción descartables, al menos Deadpool se lo toma con humor y la dosis justa (o permitida) de irreverencia. Para los fans de Marvel seguro sea más que suficiente, y el público general tiene un lindo blockbuster pochoclero para asegurarse dos horas de diversión.

Ignacio Balbuena