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La dicha no es cosa alegre

Super/Man: La historia de Christopher Reeve es un documental sobre las posibilidades de encontrar fuerzas para seguir adelante pese a todo: sobrevivir al éxito y al cuerpo cuando falla. Al fin y al cabo, ¿qué es un héroe? 

 

¿Cuáles son los hechos que definen una vida? En un cuento de Borges, el descomunal “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”, se dice lo siguiente: “Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es.” Siguiendo a Borges, entonces, vale la pena preguntarse después de ver este documental: ¿en qué momento Christopher Reeve supo realmente quién era? ¿Cuando aspiraba a ser un artista respetable de teatro y, de pronto, se vendió al mainstream al interpretar a un Superman que terminó siendo taquillero y lo puso en las grandes ligas? ¿Cuando se volvió un actor exitoso, pero nunca pudo salir realmente de la jaula que le impuso ser solamente “el actor que hizo de Superman”? ¿Cuando un accidente menor de equitación lo sumió en una catástrofe física que lo inmovilizó en un 95% del cuerpo? ¿Cuando decidió que no iba a dejarse morir porque su mujer le dijo, al costado de la cama del hospital, que lo amaba “tal como era”? Tal como escribe Jack Kerouac en sus Diarios: “La vida es extraña, es extraña, es extraña”.

Super/Man: La historia de Christopher Reeve, dirigida por Ian Bonhôte y Peter Ettedgui, es un documental que traza el recorrido de una existencia que parecía ser lineal (incluso previsible: un actor al que simplemente le va bien con una saga exitosa) y, como ocurre muchas veces, un hecho mínimo (una caída de un caballo) torció su destino hacia un lugar totalmente inesperado (se vuelve un actor que pierde su capacidad física: es decir, le empieza a ir realmente mal). Lo que significa, en muchos sentidos, que la vida de un actor agraciado y con suerte se volvió interesante (en un sentido oriental). 

La imagen de Superman en silla de ruedas parece una broma de mal gusto que no termina de encajar en una cosmovisión de lo invencible y un poderío imparable proveniente de la fantasía que habilita el cómic. Bueno, finalmente, parece decirnos esta película, lo que es imparable es Lo Real (diría Lacan). Es así como esta película se vuelve una búsqueda constante sobre la deconstrucción de las imaginaciones desmedidas alrededor de cómo transitar los desafíos concretos y efectivos que la existencia pone en el camino de cualquiera (respondan o no al nombre de Christopher Reeve). 

Con un pasado de familia quebrada y fracturada, Reeve vivió a la sombra de un padre a quien no podía contentar con nada. Es así como el actor fractura a su propia familia y luego de su accidente comprende, con una obviedad que roza lo imperdonable, que “lo que vale la pena, después de todo, son los vínculos”. En esa tragedia parteaguas, que acarrea su sentido último que hay que encontrar, se define el documental y sus protagonistas: el antes y el después va resignificando la mirada (sobre Reeve y su comportamiento previo al accidente: fue mal padre, mal pareja, etc.) de todos los involucrados. Los hijos, las hijas, las esposas, las amistades, el público, sus compañeros de trabajo, todos comienzan a percibir que había nuevas oportunidades que se alejan de las revanchas y se convierten en posibilidades de existir de otro modo. En cierta manera, la película es sobre el perdón, las reconciliaciones y las uniones en momentos en donde todo indica que lo que sigue es la destrucción. 

Es en ese sentido que la definición de “héroe” ingresa para rearmar nuevos aspectos y matices para Reeve y, por supuesto, los espectadores. Pero el documental, que tiene momentos de emoción muy altos y logrados, desliza varias instancias de pensar en la fibra heroica y su materia específica: ¿tiene que ver con no dejarse vencer por la adversidad del entorno? ¿Tiene que ver con dejar de buscar la aprobación paterna? ¿Tiene que ver con reinsertarse en un medio que oculta cualquier tipo de disidencia, y sobre todo la física? ¿Tiene que ver con mantener la dignidad aun cuando el cuerpo no responde? Los cuestionamientos que ofrece el documental son la esencia de esta propuesta. Y si bien su factura es tradicional (archivo+filmaciones caseras+cabezas parlantes), los pensamientos que genera son inquietantes y nada complacientes.