Un cadáver aparece en los túneles subterráneos de una casa, o quizás sean los oscuros pasillos del metro. El muerto no habla, pero se tejen historias a su alrededor. Como en una novela, los personajes crean su propia ficción, una historia para contar a los niños, a la sociedad, o una forma de imaginar los pasajes faltantes de la historia argentina reciente.