Estrenos

Divina TV

El 5 de septiembre de 1972, en el marco de los Juegos Olímpicos de Múnich, tuvo lugar un acto terrorista que quedó en la historia de la televisión porque por primera vez fue transmitido en vivo para todo el mundo. Septiembre 5, de Tim Fehlbaum, lo cuenta desde la perspectiva de la cadena televisiva ABC que hizo la transmisión.

 

En el siglo XX, que está cada vez más lejos, los avances tecnológicos tenían en la televisión, ese electrodoméstico que conectaba mundos distantes, una forma de hacerse visibles y patentes. Incluso podían pasar como una suerte de evolución de la humanidad. De esta manera, la idea de transmitir para todo el planeta tierra a comienzos de los 70, gracias a las posibilidades traídas por la puesta en órbita de los satélites, parecía la materialización más contundente de esa entelequia llamada futuro. En ese sentido, un evento mundial como los Juegos Olímpicos parecía la instancia ideal para hacer una transmisión que se pudiera seguir desde cualquier rincón de este suelo. Entonces, en 1972 la cadena norteamericana ABC decidió llevarlo a cabo con los Juegos Olímpicos de Múnich. Todo iba perfecto hasta que, como se suele decir, ocurrieron cosas. Ahí, en medio de los problemas, comienza Septiembre 5 de Tim Fehlbaum.

No es la primera vez que el cine se ocupa de esta historia. Ya pasaron por ahí Spielberg y Kevin Macdonald con sus respectivas películas, y además se hizo un documental y hasta una serie. Tiene sentido porque era algo único en la historia política y deportiva internacional. ¿Qué ocurrió? Un grupo terrorista palestino denominado Black September secuestró en la villa olímpica al equipo israelí integrado por 11 personas para lograr que se libere a 234 presos palestinos en las cárceles de Israel. La novedad acá es que el director y guionista Tim Fehlbaum, que junto con Moritz Binder y Alex David  están nominados al Oscar a Mejor Guion Original, se focaliza en los periodistas y técnicos que estaban cubriendo los JJOO y se encontraron con este atentado y decidieron cubrirlo por más que ellos solo eran especialistas en deporte. La idea de transmisión mundial y tiempo real, algo que hoy se percibe en redes sociales, por ejemplo, se unen para construir un combo donde la estructura deriva hacia el suspenso y la toma de decisiones sobre cómo contar la historia que está transcurriendo y de las cuales no hay precedentes. En ese aspecto, la duración de la película ayuda a generar cierta ansiedad en la precipitación de los hechos. En 94 minutos los vaivenes de la trama se meten con historia alemana, con ética periodística, con la moral corporativa, y con el nacimiento del terrorismo global que escalaría hasta llegar al momento actual. 

Septiembre 5 también puede verse como una película que retrata un momento de los medios de comunicación que, al parecer, se fue para siempre. Hoy con los canales de streaming en subida, los noticieros de televisión tradicional en bajada y una realidad donde el modo habitual de comunicación es la fake news y el clickbait, Septiembre 5 viene a recordarnos que hubo un tiempo en donde la verdad –o al menos la búsqueda de ella– era importante.