Entrevistas

Detrás de un vidrio oscuro

La dupla formada por Camilo Becerra y Sofía Paloma Gómez dirige Quizás es cierto lo que dicen de nosotras, coproducción chileno-argentina que integra la sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián. La película narra con pulso de cuento gótico el drama de una madre y una hija, inspirándose en escalofriantes hechos reales. 

Por Andrés Brandariz 

 

Quizás es cierto lo que dicen de nosotras es una coproducción entre Chile y el INCAA de Argentina, a la cual se suman capitales españoles. ¿Cuál fue el recorrido que emprendieron para conseguir esos apoyos? 

CB: Iniciamos el recorrido con los fondos de Chile, que no tiene Instituto de Cine. Cuando obtuvimos el fondo de producción que otorga el Ministerio de Cultura de Chile, nuestros socios de Storyboard Media consiguieron una coproducción con Murillo Cine, que es una productora de Buenos Aires. Ellos nos contactaron a su vez con Morocha Films, de Argentina también. Así cerramos el cuerpo técnico de la película, con dos colegas argentinos: Manuel Rebella (dirección de fotografía) y Martín Heredia (asistente de cámara y foquista). Ellos estuvieron durante toda la preproducción y el rodaje con nosotros, en Santiago de Chile. 

SPG: A la postproducción la hicimos íntegramente acá en Buenos Aires. La montajista fue Valeria Racioppi, de Argentina, y el diseño sonoro fue de Nahuel Palenque. Empezamos el montaje a distancia y después nos vinimos a Argentina un mes, para cerrar el proceso. A fin de año volvimos para terminar el sonido. Con respecto a nuestro socio español, el año pasado participamos del Work in Progress del Festival de San Sebastián y allí conocimos a la empresa catalana B-mount, que permitió terminar la película. 

¿Consideran que la temática –que aborda el auge de las sectas, un fenómeno que genera preocupación en todo el mundo– les jugó a favor? 

SPG: Sí, seguro. Genera mucho interés y también morbo. Hacía mucho que estábamos pensando en hacer una película sobre sectas, porque en el caso de Chile hay muchas y nos dimos cuenta de que, efectivamente, están mucho más cerca de lo que uno cree. No solo sectas místicas y religiosas, también políticas. Es un tema que está bien en auge, bastante universal y mundial. 

CB: No teníamos la certeza, pero sí el anhelo de que la película tuviera un componente universal, que no fuera algo que solamente se viera en Santiago. Pero no estábamos seguros. Primero fue la coproducción con Argentina la que nos demostró que había interés en el tema de este lado de la cordillera; luego, la recepción que tuvo en el work in progress de España. 

El guion se inspira en episodios reales ocurridos en Chile en 2013 con la secta mesiánica Antares de la Luz y los crímenes cometidos por sus seguidores, pero entiendo que no pretende representar directamente ni los hechos ni a las personas involucradas. ¿Es correcto? 

SPG: Tomamos el caso real, pero de ahí en adelante todo es ficción. La película ocurre principalmente puertas adentro y hemos incluido personajes que completan lo que nosotros pensamos que podría haber sucedido entre una madre y una hija que estuvo involucrada con esa organización. 

Si bien por momentos la película adopta el pulso del policial o del thrillerdesmadejando lentamente lo que pasó con esa hija que regresa a la casa materna después de haber sido cooptada–, el enfoque es esencialmente el de un drama familiar. ¿Qué les interesó del vínculo madre e hija, y por qué decidieron acercarse a la temática desde ese ángulo? 

CB: Nos pareció que era un caso atractivo porque, además del lazo familiar, eran gente de clase alta. Eso tenía una particularidad, suscitaba una pregunta: ¿por qué esta gente “educada” termina atrapada en este tipo de redes, cometiendo estos crímenes? Resultaba atractivo problematizarlo y, por otro lado, no queríamos centrarnos en la figura del líder ni en la secta misma. Es algo que ya está hecho, que ya viene con un imaginario asociado en el cual –pensamos nosotros– es difícil alejarse de ciertos clichés. 

SPG: Empezamos a pensar cómo este suceso horroroso impacta en el seno de una familia y nos parecía que lo más atractivo era pensar en la figura de una madre: ¿cuáles son sus responsabilidades con respecto a lo ocurrido? Es una discusión que se dio harto, por supuesto, durante toda la cobertura del caso. ¿Quién es culpable realmente?, ¿es el líder?, ¿son los miembros?, ¿es de la joven?, ¿o es la madre, que no le ofreció suficiente contención?  

En cuanto a ustedes –más allá de sus personajes–, ¿qué respuesta encontraron, o qué postura toman con respecto al poder de penetración de estas sectas, incluso en gente de clases muy altas? 

CB: Bueno, es un tema muy complejo, y no se lo puede mirar desde una sola perspectiva. Nosotros quisimos ahondar bastante en este caso en particular, pero también estudiamos otros casos. Si nos paramos desde afuera, todo parece tremendamente ridículo y absurdo cuando sale a la luz. Sin embargo, cuando se comprende la manera en la que estas organizaciones operan, qué es lo que ofrecen y cuál es el perfil de las personas que caen en ellas, la cosa empieza a verse distinta. La primera propuesta nunca es cometer un delito para salvar al mundo. Operan lentamente, aprovechando cierta fragilidad emocional de las personas que se involucran. Son como vampiros energéticos y emocionales, que logran ver esas fisuras y trabajan muy sutilmente vía control mental. Estudiamos muchísimo ese fenómeno. 

SPG: Juegan con la búsqueda de sentido, que es algo que nos toca a todos. Al principio ofrecen un mundo repleto de todo aquello que estas personas no tienen: afecto, comprensión, sentido de comunidad, de pertenencia… Sentirse importante. Luego la cosa se va transformando en una especie de gueto.  

CB: Nuestro desafío fue meternos en la mentalidad de las personas que caen en este tipo de sistemas, evitando los prejuicios que generalmente se suscitan hacia ellas. Eso se complejiza porque, por una parte, el control mental es una estrategia real, pero, por el otro, los seguidores son responsables de un crimen. No es solo el líder que los controla, son gente adulta. Ahí empiezan los matices: ¿qué tan víctimas y qué tan victimarios podemos llegar a ser? ¿Cómo y por qué se llega a cometer actos tan escabrosos? 

Sin dudas, algunos elementos presentan límites éticos al momento de la representación. ¿Qué debates se generaron entre ustedes en cuanto al cómo y el cuánto se debía contar? 

SPG: Desde el principio del proceso de guion, tomamos la decisión de alejarnos de los elementos más proclives al relato sensacionalista y concentrarnos en los que ocurría a puertas cerradas. La película se llama, justamente, Quizás es cierto lo que dicen de nosotras. Lleva implícita una duda y eso es lo que nos interesaba: generar preguntas, debate, problematizar. De todas maneras, también era fundamental para nosotros algo que nos resulta clave en una obra artística: tomar posición. Para eso, nos parecía importante que esta madre pasara por varias etapas. Primero, la incredulidad; luego, el intento de defender a esa hija que cree conocer. Después, su desconocimiento de la hija. El mentirse a sí misma, que es una manera de decir “esto no puede estar ocurriendo”. Finalmente asumir la realidad de lo que pasó, con sus matices, pero sin obviar que hubo un crimen. Ella lo vive de alguna forma como nosotros, los espectadores. No estuvo allí, accede gradualmente a la información y duda, va construyendo el relato en su cabeza.  

CB: Creemos firmemente que el espectador es capaz de sacar sus propias conclusiones, y con ello elaborar sus propias imágenes. Desde el comienzo asumimos el desafío de trabajar en un espacio muy íntimo, en donde la responsabilidad de las actrices era enorme para ir dando la posibilidad de que el espectador pudiera sumergirse en este mundo, con su propia sensibilidad y sus propias creencias. Todo ese fuera de campo que generan ellas va a ser siempre más potente y horroroso que lo que se pueda representar en forma concreta. 

Hay mucho del peso de aquello que no se pronuncia que –particularmente en la primera mitad de la película– se apoya en las decisiones de arte, vestuario y encuadre: ropas que empastan la figura con el fondo, espacios opacos, reflejos y espejos que multiplican y distorsionan las figuras. 

CB: La locación de la casa de Ximena es una que conocemos muy bien: es la casa de la tía de Sofía, que fue muy generosa en prestárnosla. La conocíamos perfectamente y, cada vez que escribíamos una escena, sabíamos exactamente dónde iba a ocurrir. Era un material de inspiración para el relato desde siempre. 

SPG: Con respecto a las decisiones estéticas, creemos que el cine es un arte muy colectivo y las cabezas de área hicieron aportes fundamentales. El equipo de arte (encabezado por Nicolás Oyarce) hizo un gran trabajo en relacionar el vestuario con la ambientación de la casa. En cuanto a la fotografía, Manuel nos propuso trabajar con unos filtros de cámara de su propia invención, que quebraban las luces y le daban a la casa un tono casi gótico, que era un poco lo que estábamos buscando. 

Teníamos la idea de trabajar con esta dicotomía entre actuaciones y situaciones realistas vistas desde un lugar onírico, sombrío. Parece haber algo que rodea a los personajes, una presencia que nunca termina de aparecer pero está ahí, se siente. Un espacio creíble y, a la vez, extraño. La imagen de Ximena mirando por la ventana era una que teníamos súper presente mientras escribíamos: este personaje que observa pero que en algún momento tiene que hacerse parte del asunto. Toda esta idea de los vidrios, los reflejos, los cristales, estaba desde el guion. Incluso hay un diálogo en el que Ximena cuenta sus teorías al respecto. 

Como ya mencionaron, mucho del peso de la película recae en las actuaciones. ¿Cómo fue el proceso de casting? 

SPG: Tuvimos la fortuna de que escribimos la película pensando en Aline Kuppenheim, con quien efectivamente pudimos filmar. Camila Milenka –que interpreta a un personaje muy difícil como lo es Tamara– es muy generosa y nos permitió colaborar en la creación del personaje a lo largo de un extenso período de ensayos. Nuestro objetivo era construir aquello que no está en la película: las experiencias de Tamara dentro de la secta, que Camila luego traería al rodaje para generar la emoción que se necesitaba. 

CB: En cuanto a la hija más chica (Julia Lübbert), la habíamos visto en otras películas y fuimos directamente a buscarla. Su trabajo es muy sutil, nos gusta mucho. Sí hicimos casting, por ejemplo, en el caso del personaje de Catalina (María Paz Collarte), que interpreta a una ex participante de la secta. Fue un proceso largo, y su audición nos sorprendió mucho. Estamos súper contentos con todo el elenco que pudimos reunir. 

¿Ellas tuvieron acceso a sobrevivientes de una de estas sectas, o acceso a información más allá de las que se pueden encontrar en los diarios o en YouTube? 

SPG: Ellas son muy inquietas y quieren estudiar los temas a fondo así que sí, les compartimos mucho material. A veces ellas nos compartían materiales a nosotros, incluso. Camila particularmente tenía mucho interés en informarse sobre las prácticas de estas organizaciones, que por supuesto colaboraron a construir todo el aspecto de su personaje que queda vedado. Había realmente un compromiso muy, muy profundo a la hora de ponerle cuerpo a esta historia. 

Quizás es cierto lo que dicen de nosotras no es, para nada, una película didáctica. Sí es un llamado de atención sobre el aspecto más sensible de estas sectas: los vínculos humanos que destruyen. ¿Cuáles son sus expectativas con respecto a la película y su encuentro con los espectadores? 

CB: Lo que queremos es invitar a que la película se vea y se comente. Tuvimos la suerte de estrenar la película en Chile hace poco más de un mes y generó debates, posiciones divididas, controversias. Es lo que buscamos, y nos encantaría que eso pudiera darse en Argentina también. 

SPG: Trabajamos muy, muy codo a codo con nuestros colegas argentinos y creemos que hay mucho de lo que cuenta la película que podría hacer sentido acá. Queremos que la película se vea y, especialmente, que vayan al cine a verla. Está diseñada para que sea una experiencia para tener en una sala, de a ratos conmovedora y un poco estremecedora. Estamos muy nerviosos y expectantes con el estreno. Felices y emocionados, también. 

Por: Nat
5 de septiembre de 2024
Tim Burton retoma una de sus películas más icónicas en Beetlejuice, Beetlejuice y demuestra, luego de una década de resultados mixtos, que todavía puede navegar el terreno de la comedia...
Por: Ignacio Balbuena
5 de septiembre de 2024

El director Andrew Haigh, responsable de prestigiosas películas como Weekend (2011) y 45 años (45 Years, 2015) y de la serie Looking, vuelve con una película protagonizada por dos de...

Por: Juan Pablo Martinez
3 de septiembre de 2024
Regresa una de las franquicias más populares de la historia del cine. Ambientada trescientos años después de la aparición de César, la nueva entrega de El planeta de los simios...
Por: Alejandro Tevez
3 de septiembre de 2024
La realizadora cordobesa estrena en el MALBA Las cosas indefinidas, su última película. Desde el punto de vista de una montajista en crisis vocacional que trabaja en un documental sobre...
Por: Andrés Brandariz
3 de septiembre de 2024
La directora británica Rose Glass vuelve a dirigir tras Saint Maud en Amor, mentiras y sangre, una sórdida historia que va del fisicoculturismo a la violencia intrafamiliar....
Por: Alejandro Tevez
3 de septiembre de 2024