Entrevistas

La textura de la memoria: Entrevista con María Zanetti

Llega a las salas Alemania, ópera prima de María Zanetti: una fábula sobre una adolescencia atravesada por vínculos familiares complejos, el descubrimiento de una individualidad solapada y los lugares distantes como una utopía donde jugar a ser otros.

Por Andrés Brandariz

 

Con una película como Alemania, uno cae en la tentación de pensarla como un relato autobiográfico. ¿Cuánto es parte de tu vivencia personal, cuánto pura imaginación y cuál es ese punto difuso en el que se imbrican?

Soy una persona poco memoriosa para los datos, pero sí siento que tengo memoria emocional, más allá de los hechos puntuales. Tiene una textura de memoria, atravesada por la ficción. La película aborda el vínculo de la protagonista con una hermana de 19 años que está atravesando un brote. Yo tenía un hermano con bipolaridad, y sus primeros brotes se presentaron a la misma edad que tiene ese personaje. En esas escenas volqué un montón de cosas, pero contándolo a través del vínculo entre hermanas. Necesitaba esa distancia que da la ficción para poder jugar más con el material. Y la película se filmó en la casa de mi adolescencia.

 

¿Todas las escenas en la casa familiar son en tu antigua casa?

Sí, porque escribí pensando con la disposición de mi casa de la adolescencia en mente. Supongo que tiene más de autobiográfica de lo que quiero reconocer…

 

¿Cómo hiciste para poder filmar en ese lugar? ¿Tu familia sigue viviendo ahí o tuviste que alquilarla?

Cuando filmamos, justo se habían ido los inquilinos que le estaban alquilando a mi familia, así que quedó vacía. Ahora se está mudando otro de mis hermanos.

 

Hay algo que me gusta mucho de Alemania, en relación con otras películas del subgénero coming of age (aunque no sé si la considerás como tal)…

Sí, me parece que sí, que es una película de ese género, que a mí me encanta.

 

Es un género con muchos exponentes en los últimos años e imagino que en un punto surge la pregunta: “¿qué tiene mi vivencia de diferente?”. Yo noto algo muy áspero en tu abordaje de la adolescencia. Mostrás vínculos turbulentos, momentos de crueldad, cuando otras películas del subgénero se quedan en la superficie.

Está bueno que me preguntes esto porque lo vengo pensando. El otro día fui al VECINE (Festival de Cine de Villa Crespo), donde van a pasar la película este domingo. Ahí hablaron de la ternura, de su importancia en estos tiempos. Hay una necesidad de acumular ternura, de conectarnos, unirnos, juntarnos. Esto nos pasa a muchas personas, y en Alemania esa necesidad de ternura convive con la crueldad. Son dos sentimientos ambivalentes que están presentes en los vínculos familiares de la película, en esos momentos en los que parece estar todo bien y de repente a uno se le cruza un cable. También crecí durante los 90, una época de mucha tensión social. Como esa expresión tan típica de ese momento, “gatillo fácil”. Todo a punto de explotar.

 

¿Sentiste mucha diferencia generacional entre las actrices que elegiste para encarnar adolescentes de los 90 y vos, a la hora de abordar esa idiosincrasia?

No, creo que algunas partes de mi personalidad siguen siendo medio adolescentes. En algunos aspectos me siento más cerca de eso que de la madurez, en el modo de mirar. Intento mantener cierta liviandad. Escribí Alemania durante la pandemia y refugiarme en esa etapa de mi vida fue una especie de proceso de regresión. Me acuerdo de que veía películas de los 90, que ya había visto muchas veces durante mi adolescencia. La pandemia fue un puente. Con respecto al elenco, Maite Aguilar –que interpreta a Lola, la protagonista– nunca había actuado, fue su primera experiencia. María Laura Berch, que fue la coach de actuación, me planteó la necesidad de construir un vínculo y lo hicimos, al punto de que se convirtió en una especie de sobrina para mí. Las dos hablábamos de la película con mucho deseo, y es la primera persona con la que yo comparto todo lo que viene pasando con la película. Entonces ella se acerca más a mi mundo, a mi edad, y yo me acerco al de ella. Miranda (De la Serna, que interpreta a su hermana) es un poco más grande que Maite, pero se llevan muy bien. Ver ese proceso como directora fue muy lindo.

 

Me interesa retomar lo que dijiste con respecto a capturar la textura de aquella etapa, más que el dato biográfico duro. ¿Lo trabajaste de alguna manera particular con las cabezas de equipo (arte, fotografía, etc.)?

Sí. Primero armé un archivo de fotos analógicas y videos hogareños de mi adolescencia que había digitalizado. También había material del viaje que hice a Alemania y de mi colegio, que era alemán (la película se filmó ahí). Esa fue la bajada para arte y fotografía. Pero no quería sobrecargarla, o que tuviera referencias redundantes. Que no distrajera de lo importante, que es la historia. También hicimos pruebas con Agustín Barrutia, el director de fotografía de la película. Agustín es un nerd de las cámaras, tiene muchas. Tomamos algunas fotografías analógicas de Maite, las mandamos a revelar y elegimos algunas como referencia. 

 

¿Alguna es la foto del póster de la película?

No, pero esa foto también la sacó Agustín y la propuesta del diseñador Tomás García fue plantearla como una foto carnet, como la foto del colegio o la del pasaporte.

 

Lola ve en la posibilidad de irse a Alemania una oportunidad para una nueva vida. En tiempos de crisis para nuestro país (como la del 2001, pero también la que estamos viviendo ahora), rápidamente suele aparecer esta perspectiva de realizarse en el exterior. Pero mi sensación es que Alemania es más una utopía que ella se arma para escapar de las tensiones de su vida familiar, no un espacio concreto.

Es buena tu pregunta, porque es algo que reflexioné bastante en la etapa de guion. Alemania para mí es una idea, una metáfora. Podría haber sido otro país, fue Alemania porque era lo que yo conocía. Ella quiere un poco de oxígeno y vivir otras experiencias, para que lo que está pasando en su familia no la defina. Tampoco quiere irse a vivir a Alemania: se quiere ir cuatro meses de casa y, cuanto más raro se hable, mejor. Hay también un anhelo de liberarse de la mirada de los que te conocen, de ver quién puedo ser ahí.

 

Venís del mundo de la publicidad y del videoclip. ¿Qué cambio sentiste a la hora de saltar a un diseño de producción tan diferente como el cine?

En publicidad todo es un esfuerzo muy grande, pero el dinero aparece más fácilmente. Con el cine, todo el tiempo estás aplicando a concursos, a premios, a lo que sea para poder avanzar en cada etapa de la realización. Después llegás al rodaje con esos recursos y, bueno, quizás te toca un país con mucha inflación como el nuestro, y tenés que redistribuir todos tus recursos de nuevo. El director cobra más conciencia del propio proceso. Lo mejor son las personas con las que trabajás, conozco equipos técnicos que trabajan en ambos campos y entiendo por qué a veces prefieren resignar una publicidad y ganar en una semana de cine lo que ganarían en un día.

 

Sin dudas. Bueno, las preguntas que yo tenía planteadas están respondidas. ¿Queda algo más por decir que no hayamos conversado?

Creo que es una buena oportunidad para hablar de lo que está pasando con el cine nacional. Particularmente hoy (martes 9) fue un día devastador, porque se suspendieron todas las comisiones de evaluación de proyectos por 90 días. Hoy escuchaba a Martha Argerich, que señalaba el peligro de vivir en un país sin cultura. La incertidumbre se va transformando en un escenario inhabitable para la industria y quienes trabajamos en ella. Ya casi no se están filmando películas en la Argentina, y las que se están filmando son para las plataformas de streaming o financiadas enteramente por privados. Pienso en las directoras y los directores que estaban por filmar sus primeras películas después de un recorrido muy grande y no van a poder hacerlo porque básicamente tu país dejó de apoyarte. El cine es una herramienta de transformación muy potente, que permite expresar diferentes miradas sobre una realidad. Lo que está pasando es que se le está quitando lugar a esa diversidad de miradas en pos de intereses que no le dan valor a la construcción de una identidad. Nadie va a contar mejor nuestras historias que nosotros.

 

Sean Durkin escribe y dirige La garra de hierro, basada en la historia real de una legendaria familia dedicada a la lucha libre profesional....
Por: Andrés Brandariz
10 de mayo de 2024
Regresa una de las franquicias más populares de la historia del cine. Ambientada trescientos años después de la aparición de César, la nueva entrega de El planeta de los simios...
Por: Alejandro Tevez
9 de mayo de 2024
La realizadora cordobesa estrena en el MALBA Las cosas indefinidas, su última película. Desde el punto de vista de una montajista en crisis vocacional que trabaja en un documental sobre...
Por: Andrés Brandariz
3 de mayo de 2024
La directora británica Rose Glass vuelve a dirigir tras Saint Maud en Amor, mentiras y sangre, una sórdida historia que va del fisicoculturismo a la violencia intrafamiliar....
Por: Alejandro Tevez
2 de mayo de 2024

Papu Curotto y Andi Nachón estrenan León: una película sobre la familia que se elige, el amor después del dolor y el oficio gastronómico como creador de comunidad mientras la...

Por: Andrés Brandariz
25 de abril de 2024

En Desafiantes, Luca Guadagnino se mete en el misterioso circuito del tenis profesional para construir un triángulo amoroso donde los enfrentamientos dentro y fuera de la cancha son tan atractivos...

Por: Alejandro Tevez
25 de abril de 2024